SALMOS 107. EL SEÑOR, ES NUESTRO SOCORRO.

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EL SEÑOR, ES NUESTRO SOCORRO. SALMOS 107:4 Algunos vagaban por el desierto, perdidos y sin hogar. 5 Con hambre y con sed estaban a punto de morir. 6 ¡Socorro, SEÑOR!, clamaron en medio de su dificultad, y él los rescató de su aflicción. 7 Los llevó directo a un lugar seguro, a una ciudad donde pudieran vivir. 8 Que alaben al SEÑOR por su gran amor y por las obras maravillosas que ha hecho a favor de ellos. 9 Pues él satisface al sediento y al hambriento lo llena de cosas buenas. NTV. Los problemas y las adversidades son frecuentes en la vida del hombre, por eso cuando se encuentran en una situación para nada favorable, claman de todo corazón para que alguien vaya en su rescate. Con frecuencia, los hombres que no creen en la existencia de un ser Divino, dirigen sus palabras de socorro a otros hombres, pensando erróneamente que ellos van a acudir a su rescate. Pero el rescate anhelado nunca llega, pues el hombre no tiene un corazón compasivo, misericordioso y amoroso, como para acudir presuroso al rescate de alguien que necesita su ayuda. El hombre inconverso, jamás tendrá la certeza de que alguien siempre estará dispuesto a acudir en su ayuda cada vez que lo necesite. El salmista en su narrativa de los hechos asombrosos de Dios en favor de los que lo claman, menciona algunos hechos que posiblemente se suscitaron en las diferentes etapas de la historia de Israel; o que pudieron aplicarse a experiencias en la vida de cada israelita o de cada ser humano aun hoy. El salmista describe la ayuda del eterno Creador a los hombres que vagaban por el desierto, perdidos y sin hogar. Hombres que caminaban errantes con hambre, sed, e incluso a punto de morir. Las características que cita el salmista, parece ser que hace alusión claramente a los cuarenta años que Israel pasó en el desierto. Porque en todos esos años, los israelitas vagaron por el desierto, con hambre, sed y casi a punto de desfallecer. Pero ellos clamaron a Dios y Él acudió a su rescate. Sació su hambre, su sed, les dio fortaleza, y les guió en su travesía por el desierto, hasta que llegaron a la tierra prometida donde pudieron establecerse como una nación. Pero también la narrativa del salmista, puede llegar a simbolizar a cualquier hombre o mujer que no ha encontrado la satisfacción que proviene de conocer a Dios. Cualquier persona que al reconocer que está perdido, puede recibir el ofrecimiento gratuito de Cristo Jesús y satisfacer cada una de sus necesidades. Jesús es el camino que conduce a la morada celestial, Él es el pan de Dios que descendió desde las alturas del cielo, es el agua viva que sacia la sed de cualquiera que la toma, Él da descanso al cansado y afligido eternamente. Ante la asombrosa ayuda brindada por eterno Creador, el salmista alentó a todos sus compatriotas para que alaben al SEÑOR por su gran amor y por las obras maravillosas que había hecho a favor de los errantes. Sin ninguna duda, había mucho para regocijarse y dar gracias a Dios. El eterno Creador por su gran amor y misericordia, nunca va a dejar que los que los que claman desfallezcan, siempre está dispuesto a brindar su ayuda oportuna, aun en las crisis más grandes que puedan tener. Dios siempre es fiel con los que lo claman con sinceridad. Queridos hermanos, en contraste a las personas incrédulas, que no tienen a nadie quien les pueda socorrer en sus tiempos de crisis, los seguidores de Cristo, siempre tendrán a alguien a quien puedan clamar en medio de la crisis, y tienen la seguridad de que su clamor a Él no será en vano, sino que siempre los escuchará y los socorrerá oportunamente. Hermanos, nosotros tenemos a Cristo Jesús , a quien podemos clamar en medio de nuestras crisis, con la certeza de que Él acudirá en nuestro socorro y nos ayudará a salir victoriosos. Porque Jesucristo satisface nuestra sed, nuestra hambre, alivia nuestro ser y nos dirige a nuestra morada eterna en el cielo. --- Send in a voice message: https://podcasters.spotify.com/pod/show/jesus-is-life1/message