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‘Israelíes y palestinos merecemos libertad e independencia’

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Pacifistas de Israel y Palestina se dieron cita en la capital francesa en un acto organizado por la ONG “Guerreras de la Paz”, con el apoyo de la Fundación RAJA, titulado ‘Llamado de París por la Paz en Medio Oriente’. Fue a finales de septiembre, en vísperas del primer aniversario del ataque del Hamás del 7 de octubre y la respuesta militar de Netanyahu. El evento reunió a activistas israelíes y palestinos unidos por un coraje y un deseo inquebrantables de poner un fin duradero a la violencia que asola la región.

“La paz es posible”, gritó desde el escenario Nava Hefetz, judía y rabina independiente. Su clamor es el mismo de la decena de pacifistas de Israel y de Palestina que, como ella, vinieron a la capital francesa tras un año en el que cualquier esbozo de paz ha sido aniquilado y, en su lugar, reina la guerra como si fuese la única posibilidad para Medio Oriente.

En el Teatro la Colline de París, las voces de estos activistas de ambos lados fueron un grito de auxilio y, a la vez, una reprimenda a la comunidad internacional. Ellos representan a dos pueblos enfrentados y hablan dos lenguas diferentes. Pero tienen un mensaje y una batalla común: la defensa por el derecho a la convivencia simultanea que por más de siete décadas les ha sido negada a punta de odio, despojo y muerte.

“No nos da vergüenza exigir a gritos una solución para las personas que viven en Israel y Palestina, no sólo para una parte, no sólo para el pueblo judío, no sólo para el pueblo palestino porque ambos merecemos seguridad. Ambos merecemos libertad. Y sí, ambos merecemos la independencia”, afirmó Rula Daood, palestina y ciudadana israelí porque nació y creció en Galilea, al norte de Israel.

Rula vino a la capital francesa acompañada de Alon Lee, israelí, líder sindicalista y del movimiento de protesta en su país y ex consejero del Knesset, el Parlamento de Israel. Los dos dirigen el movimiento de base Standing Together, en el que judíos y palestinos militan por la paz, la justicia, la igualdad y el fin de la guerra en Medio Oriente.

"Estamos aquí para hablar de soluciones para nuestra gente en el norte de Israel. Y sí, para la población del sur del Líbano. Y sí, para la población de Gaza, que sigue siendo bombardeada en este momento", afirma Rula Daood.

Desde el comienzo de esta guerra, hace un año, Rula ha visto el dolor en ambos bandos. Ha vivido el secuestro y el asesinato de sus amigos, y también el bombardeo de sus amigos palestinos. Ver cómo mueren familias por las balas y el hambre “es un dolor que nadie puede soportar”, dice. Pero desde ese dolor, Rula decide cada día al despertar hablar de soluciones.

Gaza, la prisión a cielo abierto más grande del mundo

En el ataque terrorista perpetrado en Israel por Hamás el 7 de octubre de 2023 murieron 1.290 personas, en su mayoría civiles. De los 251 secuestrados durante la incursión del grupo islamista, 101 siguen cautivos. 35 han sido declarados muertos por el ejército israelí.

La masiva y mortífera represalia emprendida por Israel se ha cobrado más de 41.000 vidas en Gaza, la gran mayoría civiles, cifras dadas por el Ministerio de Salud del territorio gobernado desde 2007 por Hamás, consideradas “fiables”, por la ONU.

"Esta es la 15ª guerra. Y en todas y cada una de las guerras, nuestro gobierno dice lo mismo. Bibi Netanyahu dice las mismas frases. Dice que esta vez erradicaremos a Hamás. Que después de esta vez no habrá más Hamás. Pero lo que ocurre es que con cada bomba que cae sobre Gaza, sobre gente inocente, sobre escuelas y hospitales, Hamás se hace más fuerte”, dice Rula.

Dos tercios de los edificios del enclave palestino han sido destruidos en la ofensiva israelí. El 70 % de las escuelas de la Oficina de Naciones Unidas para los refugiados palestinos, la Unrwa, han sido bombardeadas. 500 personas han muerto en estos ataques, incluido personal humanitario de la ONU, pero sobre todo mujeres y niños palestinos. el 96% de la población de Gaza está al borde de la inanición. Y 80% ha sido desplazada a la fuerza y deambula por este territorio convertido en la prisión a cielo abierto más grande del mundo.

“Lo único que nuestros lideres israelíes están destruyendo en este momento son personas, calles, bebés y la posibilidad de que ambos pueblos vivamos con seguridad. Y la única voz que se oye en la sociedad israelí es la voz de la derecha, fascista, mesiánica, que quiere matar a todo el mundo, conquistar todas partes, expulsar a todos los palestinos", sostuvo la joven activista.

“Este gobierno debe irse”

Cada sábado miles de manifestantes exigen en las principales ciudades de Israel al Gobierno de Benjamín Netanyahu que llegue a un acuerdo con Hamás para traer de vuelta a los rehenes en poder del grupo islamista. En esa marea humana está presente Jonathan Hefetz, israelí residente en Jerusalén y lidera la organización Semillas por la Paz.

Vino a París con un mensaje claro: lo israelíes no son el Gobierno de Israel: "Del mismo modo que los franceses no son su Gobierno, ni los estadounidenses el Gobierno de EEUU. Y en la sociedad israelí actúan fuerzas enormes. Judíos, árabes, drusos, beduinos, hombres, mujeres, todos intentan ahora cambiar realmente la situación, militan contra el Gobierno, militan por un futuro diferente”.

Desde antes del 7 de octubre de 2023, las calles israelíes ya se inundaban con protestas contra el primer ministro, Netanyahu, y su hábil coalición de extrema derecha que le permitió volver al poder y, por tanto, escapar a la cárcel por los delitos de corrupción que pesan en su contra.

Dos figuras de la extrema derecha nacionalista y religiosa más radical sobresalen en su gabinete: Bezalel Smotrich, ministro de Finanzas, e Itamar Ben Gvir, delincuente convicto con ocho condenas por disturbios, vandalismo, incitación al racismo y apoyo a una organización terrorista, y hoy ministro de Defensa. Ambos abogan por erradicar como sea a los árabes de la tierra bíblica de Israel y, en primer lugar, a los palestinos.

Durante este año de guerra contra Gaza, el dúo Smotrich-Ben Gvir se ha apoderado de 800 hectáreas de tierra palestina, construido 3.500 nuevas viviendas en Cisjordania, y distribuido armas gratis a los colonos.

"Este gobierno debe irse, pero debe irse democráticamente. Por eso, cada sabado, miles y miles marchamos para exigir otro destino politico. Y esas protestas son reprimidas duramente. Eso me preocupa mucho. Ben Gvir es una amenaza para la democracia israelí y aún más para el Estado de Israel. Pero, su ideales y declaraciones son minoritarios en el seno de la comunidad judía de Israel", asegura Jonathan Hefetz.

En 2002, Jonathan vivió el alzamiento palestino conocido como la segunda Intifida. Y en 2006, siendo sodado israelí combatió en la Segunda Guerra del Líbano

"Hay que salir de la retórica de los extremistas y entender la liberación de palestina y la liberación israelí, porque nosotros también debemos ser liberados, no como los palestinos, por supuesto, pero nosotros también estamos bajo la ocupación de un Gobierno y la ocupación de Cisjordania también nos influye", dice.

Jonathan Hefetz defiende la existencia de los judíos en el Estado de Israel y la existencia de los palestinos en un Estado palestino. Y denuncia la manipulación de las potencias extranjeras: “En Francia, en Europa y en Estados Unidos hay políticos que utilizan la guerra y el conflicto para sus propios ideales e intereses, en lugar de calmar las cosas e intentar presionar a Israel, a Palestina y los países árabes para que empiecen por fin a construir la Paz".

Que con las víctimas no se justifique la guerra

Aziz Abu Sarah es palestino, su hermano de 19 años fue asesinado por el ejército israelí. Maoz Inon es israelí, sus padres fueron asesinados por Hamás. Los dos son empresarios y sobre todo muy amigos.

"Enterramos los restos de mis padres. Mi madre fue quemada tan gravemente que no pudo ser identificada. Los perdí el 7 de octubre. Perdí a muchos de mis amigos de infancia. Sus padres, sus hijos. Muchos fueron secuestrados y llevados a Gaza. Me ahogaba en un océano de pena y dolor. Me rompieron en pedazos", relata Maoz Inon.

Aziz Abu Sarah recuerda que cuando llamó a Maoz Inon para ofrecerle sus condolencias, Maoz le respondió "que no sólo llorabas por tus padres, sino también por la gente de Gaza que está perdiendo la vida. Y que no querías que lo que le ha ocurrido justifique que alguien se vengue. No quieres justificar la guerra. Y es tan difícil hacer eso ".

Desde hace un año, los dos recorren juntos el mundo intentando convencer a los gobiernos que se involucren, como lo hacen ellos, con la paz. "Hace poco nos reunimos con el Papa y aceptó nuestra petición de ser nuestro embajador en reuniones con gobiernos, con diferentes líderes de todo el mundo, como el G7. Fue nuestro embajador en el G7 y consiguió cambiar el lenguaje del comunicado final para incluir la importancia del trabajo de los activistas por la paz”, contó entusiasmado en París Aziz Abu Sarah.

Maoz Inon Aziz Abu Sarah destacan la labor educativa que llevan a cabo: "Hacemos lo que llamamos educación narrativa dual desde ambas perspectivas, la israelí y la palestina".

Existen múltiples soluciones

Dos semanas antes del fatídico 7 de octubre, el primer ministro Benjamin Netanyahu anunció ante la Asamblea General de Naciones Unidas "el amanecer de una nueva era de paz entre Israel y el mundo árabe " refiriéndose a los llamados Acuerdos de Abraham firmados con cuatro países árabes y patrocinados desde la Casa Blanca por Donald Trump.

Netanyahu mostró en el órgano decisivo de la ONU un mapa del “Nuevo Oriente Medio” con un mensaje implícito: la rendición de Palestina y el final de la solución de los dos Estados. Una propuesta que durante décadas tuvo importante apoyo de gobiernos del mundo, empezando por Washington, pero que hoy algunos consideran "letra muerta". No así los activistas por la paz israelo-palestina como Ibrahim Abu Ahmad, palestino y fundador delPodcast Unapologetic, la tercera narrativa.

"Hay múltiples soluciones que realmente existen sobre el terreno. No tenemos que empezar de cero. Existen mapas reales, territorios reales, fronteras reales. Podemos tener los clásicos dos Estados, diferentes modelos de confederación o dos Estados bajo una nación. Hay muchas formas de garantizar la seguridad de la población", afirma.

Ibrahim es la metáfora viviente de la Tercera Narrativa. La de los matices y las fronteras difusas. De familia palestina nacido en Nazaret, Galilea, Ibrahim también es ciudadano israelí.

Mi abuela pasó por la Nakba. Nuestra familia se enfrentó a muchas cosas en 1948. Acabamos quedándonos en nuestras casas y nos convertimos en ciudadanos israelíes. Pero eso también me permitió tener una realidad con la sociedad israelí. Por ello tengo la oportunidad y la capacidad de ver ambas realidades, ver ambos dolores, ambos retos, ambas aspiraciones. Y creo que nuestra comunidad es el vínculo porque somos la única que habla árabe y hebreo y que tiene realidades palestinas e israelíes al mismo tiempo".

El silencio y el letargo de Europa, cómplices de la muerte

El 7 de octubre del año pasado, Nava Hefetz perdió a dos de sus amigas judías asesinadas por Hamás. Pese al dolor sin límites, esta rabina de 70 años y activista israelí por la paz desde hace cinco décadas no claudicó en su defensa de los derechos de los palestinos.

"Hay que actuar ahora, renunciando al odio, renunciando a la negación del uno o del otro. Es ahora que hay que gritar y exigir el reconocimiento de dos pueblos viviendo sobre la misma tierra", sostiene.

Nava Hefetz afirma querer “un pueblo judío soberano, pero rechazar la supremacía judía". Y, aunque no se siente culpable, sí se siente responsable colectivamente de que su pueblo esté ocupando a otro, dice. Una convicción que le pasa factura: "Estamos dispuestos a pagar los costos. A que los nuestros nos consideren traidores, a ser amenazados. Todo eso, por la paz", dice.

Nava hace parte de Rabinos por los Derechos Humanos, una ONG que trabaja por el diálogo interreligioso y que, en los últimos meses, ha pedido el envío de ayuda humanitaria al enclave palestino. También es miembro de las Guerreras por la Paz, un grupo de mujeres israelíes y palestinas que trabajan por “el fin del ciclo de la violencia”.

"Me he reunido con varios políticos en Francia, Bélgica e Inglaterra y lo primero que les dije fue que dejaran de hablar, que empezaran a meter las manos en el barro de Gaza, en el barro del conflicto y empezaran a actuar. Y su respuesta es que hacen lo que pueden”, dice sin ocultar su cólera.

Para esta rabina independiente lo más importante es el humanismo. “Si Hamás es una organización extremista es problema de Hamás” asegura. Y del papel de Estados Unidos respecto a Israel afirma que “las armas le llegan de EEUU, los aviones llegan de EEUU. En lugar de iniciar esta guerra y buscar venganza tras el 7 de octubre, deberíamos haber convocado una conferencia internacional con el G7, con todos los líderes, e intentar encontrar una solución. Pero creo que Occidente está dormido y que Europa tiene que despertar de su letargo”.

Nava también aguijonea a aquellos que enarbolan un discurso anti israelí olvidando al bando de la paz en Israel que, constantemente y desde hace décadas, está presente en los territorios ocupados defendiendo a los palestinos.

"Servimos de escudos humanos para que los palestinos puedan recoger aceitunas"

“Nosotros servimos de escudos humanos a los palestinos cuando quieren ir a recoger aceitunas, cuando les incendian sus campos de olivos, vamos y plantamos con ellos. Así que soy muy crítica, en primer lugar, con mi pueblo, mi Estado, mi gobierno. Pero también soy crítica con el mundo occidental, el llamado mundo liberal”, enfatiza.

A la crítica de Nava hace eco la voz de su gran amiga y compañera de batallas por la paz. Tahani Abu Daqqa, la emblemática figura de la Autoridad palestina, exministra de la juventud y el deporte, nos recordó en la escena del Teatro nacional de la Colline, la responsabilidad que todos tenemos con Medio Oriente.

"Desde aquí llamo al mundo a cesar el fuego inmediatamente para salvar vidas y permitir la entrada de la ayuda humanitaria. Llamo a una solución justa, duradera y pacifica basada en la legitimidad internacional. Llamo al fin de la ocupación y al establecimiento de un Estado palestino independiente al lado de un Estado israelí, garantizándose el derecho y la seguridad de los dos pueblos”, reclamó.

Al cierre de su intervención, ante cientos de asistentes, Tahani Abu Daqqa exhortó a todos a poner fin a este sufrimiento. “Todos ustedes son responsables de esta guerra que ocurre en Gaza. Todos ustedes son responsables de la muerte de mujeres y niños. Y su silencio será cómplice de los crímenes perpetrados en Gaza", exclamó como una saeta lanzada desde el enclave palestino y que se clavó en los corazones de quienes la escuchábamos cómodamente sentados en las gradas del teatro.

Ha pasado un año desde el 8 de octubre de 2023 e Israel continua su arremetida en Gaza donde un reciente ataque contra una mezquita que albergaba refugiados mató a 26 civiles. Y continúa bombardeando a Líbano donde un millón de personas han sido obligadas a abandonar sus hogares en un éxodo imposible de gestionar, aseguran las autoridades libanesas.

Recientemente, el presidente francés Emmanuel Macron se pronunció a favor de parar el envío de armas a Israel y por un cese al fuego. Declaraciones que el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, calificó de “vergonzosas”.

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“La paz es posible”, gritó desde el escenario Nava Hefetz, judía y rabina independiente. Su clamor es el mismo de la decena de pacifistas de Israel y de Palestina que, como ella, vinieron a la capital francesa tras un año en el que cualquier esbozo de paz ha sido aniquilado y, en su lugar, reina la guerra como si fuese la única posibilidad para Medio Oriente.

En el Teatro la Colline de París, las voces de estos activistas de ambos lados fueron un grito de auxilio y, a la vez, una reprimenda a la comunidad internacional. Ellos representan a dos pueblos enfrentados y hablan dos lenguas diferentes. Pero tienen un mensaje y una batalla común: la defensa por el derecho a la convivencia simultanea que por más de siete décadas les ha sido negada a punta de odio, despojo y muerte.

“No nos da vergüenza exigir a gritos una solución para las personas que viven en Israel y Palestina, no sólo para una parte, no sólo para el pueblo judío, no sólo para el pueblo palestino porque ambos merecemos seguridad. Ambos merecemos libertad. Y sí, ambos merecemos la independencia”, afirmó Rula Daood, palestina y ciudadana israelí porque nació y creció en Galilea, al norte de Israel.

Rula vino a la capital francesa acompañada de Alon Lee, israelí, líder sindicalista y del movimiento de protesta en su país y ex consejero del Knesset, el Parlamento de Israel. Los dos dirigen el movimiento de base Standing Together, en el que judíos y palestinos militan por la paz, la justicia, la igualdad y el fin de la guerra en Medio Oriente.

"Estamos aquí para hablar de soluciones para nuestra gente en el norte de Israel. Y sí, para la población del sur del Líbano. Y sí, para la población de Gaza, que sigue siendo bombardeada en este momento", afirma Rula Daood.

Desde el comienzo de esta guerra, hace un año, Rula ha visto el dolor en ambos bandos. Ha vivido el secuestro y el asesinato de sus amigos, y también el bombardeo de sus amigos palestinos. Ver cómo mueren familias por las balas y el hambre “es un dolor que nadie puede soportar”, dice. Pero desde ese dolor, Rula decide cada día al despertar hablar de soluciones.

Gaza, la prisión a cielo abierto más grande del mundo

En el ataque terrorista perpetrado en Israel por Hamás el 7 de octubre de 2023 murieron 1.290 personas, en su mayoría civiles. De los 251 secuestrados durante la incursión del grupo islamista, 101 siguen cautivos. 35 han sido declarados muertos por el ejército israelí.

La masiva y mortífera represalia emprendida por Israel se ha cobrado más de 41.000 vidas en Gaza, la gran mayoría civiles, cifras dadas por el Ministerio de Salud del territorio gobernado desde 2007 por Hamás, consideradas “fiables”, por la ONU.

"Esta es la 15ª guerra. Y en todas y cada una de las guerras, nuestro gobierno dice lo mismo. Bibi Netanyahu dice las mismas frases. Dice que esta vez erradicaremos a Hamás. Que después de esta vez no habrá más Hamás. Pero lo que ocurre es que con cada bomba que cae sobre Gaza, sobre gente inocente, sobre escuelas y hospitales, Hamás se hace más fuerte”, dice Rula.

Dos tercios de los edificios del enclave palestino han sido destruidos en la ofensiva israelí. El 70 % de las escuelas de la Oficina de Naciones Unidas para los refugiados palestinos, la Unrwa, han sido bombardeadas. 500 personas han muerto en estos ataques, incluido personal humanitario de la ONU, pero sobre todo mujeres y niños palestinos. el 96% de la población de Gaza está al borde de la inanición. Y 80% ha sido desplazada a la fuerza y deambula por este territorio convertido en la prisión a cielo abierto más grande del mundo.

“Lo único que nuestros lideres israelíes están destruyendo en este momento son personas, calles, bebés y la posibilidad de que ambos pueblos vivamos con seguridad. Y la única voz que se oye en la sociedad israelí es la voz de la derecha, fascista, mesiánica, que quiere matar a todo el mundo, conquistar todas partes, expulsar a todos los palestinos", sostuvo la joven activista.

“Este gobierno debe irse”

Cada sábado miles de manifestantes exigen en las principales ciudades de Israel al Gobierno de Benjamín Netanyahu que llegue a un acuerdo con Hamás para traer de vuelta a los rehenes en poder del grupo islamista. En esa marea humana está presente Jonathan Hefetz, israelí residente en Jerusalén y lidera la organización Semillas por la Paz.

Vino a París con un mensaje claro: lo israelíes no son el Gobierno de Israel: "Del mismo modo que los franceses no son su Gobierno, ni los estadounidenses el Gobierno de EEUU. Y en la sociedad israelí actúan fuerzas enormes. Judíos, árabes, drusos, beduinos, hombres, mujeres, todos intentan ahora cambiar realmente la situación, militan contra el Gobierno, militan por un futuro diferente”.

Desde antes del 7 de octubre de 2023, las calles israelíes ya se inundaban con protestas contra el primer ministro, Netanyahu, y su hábil coalición de extrema derecha que le permitió volver al poder y, por tanto, escapar a la cárcel por los delitos de corrupción que pesan en su contra.

Dos figuras de la extrema derecha nacionalista y religiosa más radical sobresalen en su gabinete: Bezalel Smotrich, ministro de Finanzas, e Itamar Ben Gvir, delincuente convicto con ocho condenas por disturbios, vandalismo, incitación al racismo y apoyo a una organización terrorista, y hoy ministro de Defensa. Ambos abogan por erradicar como sea a los árabes de la tierra bíblica de Israel y, en primer lugar, a los palestinos.

Durante este año de guerra contra Gaza, el dúo Smotrich-Ben Gvir se ha apoderado de 800 hectáreas de tierra palestina, construido 3.500 nuevas viviendas en Cisjordania, y distribuido armas gratis a los colonos.

"Este gobierno debe irse, pero debe irse democráticamente. Por eso, cada sabado, miles y miles marchamos para exigir otro destino politico. Y esas protestas son reprimidas duramente. Eso me preocupa mucho. Ben Gvir es una amenaza para la democracia israelí y aún más para el Estado de Israel. Pero, su ideales y declaraciones son minoritarios en el seno de la comunidad judía de Israel", asegura Jonathan Hefetz.

En 2002, Jonathan vivió el alzamiento palestino conocido como la segunda Intifida. Y en 2006, siendo sodado israelí combatió en la Segunda Guerra del Líbano

"Hay que salir de la retórica de los extremistas y entender la liberación de palestina y la liberación israelí, porque nosotros también debemos ser liberados, no como los palestinos, por supuesto, pero nosotros también estamos bajo la ocupación de un Gobierno y la ocupación de Cisjordania también nos influye", dice.

Jonathan Hefetz defiende la existencia de los judíos en el Estado de Israel y la existencia de los palestinos en un Estado palestino. Y denuncia la manipulación de las potencias extranjeras: “En Francia, en Europa y en Estados Unidos hay políticos que utilizan la guerra y el conflicto para sus propios ideales e intereses, en lugar de calmar las cosas e intentar presionar a Israel, a Palestina y los países árabes para que empiecen por fin a construir la Paz".

Que con las víctimas no se justifique la guerra

Aziz Abu Sarah es palestino, su hermano de 19 años fue asesinado por el ejército israelí. Maoz Inon es israelí, sus padres fueron asesinados por Hamás. Los dos son empresarios y sobre todo muy amigos.

"Enterramos los restos de mis padres. Mi madre fue quemada tan gravemente que no pudo ser identificada. Los perdí el 7 de octubre. Perdí a muchos de mis amigos de infancia. Sus padres, sus hijos. Muchos fueron secuestrados y llevados a Gaza. Me ahogaba en un océano de pena y dolor. Me rompieron en pedazos", relata Maoz Inon.

Aziz Abu Sarah recuerda que cuando llamó a Maoz Inon para ofrecerle sus condolencias, Maoz le respondió "que no sólo llorabas por tus padres, sino también por la gente de Gaza que está perdiendo la vida. Y que no querías que lo que le ha ocurrido justifique que alguien se vengue. No quieres justificar la guerra. Y es tan difícil hacer eso ".

Desde hace un año, los dos recorren juntos el mundo intentando convencer a los gobiernos que se involucren, como lo hacen ellos, con la paz. "Hace poco nos reunimos con el Papa y aceptó nuestra petición de ser nuestro embajador en reuniones con gobiernos, con diferentes líderes de todo el mundo, como el G7. Fue nuestro embajador en el G7 y consiguió cambiar el lenguaje del comunicado final para incluir la importancia del trabajo de los activistas por la paz”, contó entusiasmado en París Aziz Abu Sarah.

Maoz Inon Aziz Abu Sarah destacan la labor educativa que llevan a cabo: "Hacemos lo que llamamos educación narrativa dual desde ambas perspectivas, la israelí y la palestina".

Existen múltiples soluciones

Dos semanas antes del fatídico 7 de octubre, el primer ministro Benjamin Netanyahu anunció ante la Asamblea General de Naciones Unidas "el amanecer de una nueva era de paz entre Israel y el mundo árabe " refiriéndose a los llamados Acuerdos de Abraham firmados con cuatro países árabes y patrocinados desde la Casa Blanca por Donald Trump.

Netanyahu mostró en el órgano decisivo de la ONU un mapa del “Nuevo Oriente Medio” con un mensaje implícito: la rendición de Palestina y el final de la solución de los dos Estados. Una propuesta que durante décadas tuvo importante apoyo de gobiernos del mundo, empezando por Washington, pero que hoy algunos consideran "letra muerta". No así los activistas por la paz israelo-palestina como Ibrahim Abu Ahmad, palestino y fundador delPodcast Unapologetic, la tercera narrativa.

"Hay múltiples soluciones que realmente existen sobre el terreno. No tenemos que empezar de cero. Existen mapas reales, territorios reales, fronteras reales. Podemos tener los clásicos dos Estados, diferentes modelos de confederación o dos Estados bajo una nación. Hay muchas formas de garantizar la seguridad de la población", afirma.

Ibrahim es la metáfora viviente de la Tercera Narrativa. La de los matices y las fronteras difusas. De familia palestina nacido en Nazaret, Galilea, Ibrahim también es ciudadano israelí.

Mi abuela pasó por la Nakba. Nuestra familia se enfrentó a muchas cosas en 1948. Acabamos quedándonos en nuestras casas y nos convertimos en ciudadanos israelíes. Pero eso también me permitió tener una realidad con la sociedad israelí. Por ello tengo la oportunidad y la capacidad de ver ambas realidades, ver ambos dolores, ambos retos, ambas aspiraciones. Y creo que nuestra comunidad es el vínculo porque somos la única que habla árabe y hebreo y que tiene realidades palestinas e israelíes al mismo tiempo".

El silencio y el letargo de Europa, cómplices de la muerte

El 7 de octubre del año pasado, Nava Hefetz perdió a dos de sus amigas judías asesinadas por Hamás. Pese al dolor sin límites, esta rabina de 70 años y activista israelí por la paz desde hace cinco décadas no claudicó en su defensa de los derechos de los palestinos.

"Hay que actuar ahora, renunciando al odio, renunciando a la negación del uno o del otro. Es ahora que hay que gritar y exigir el reconocimiento de dos pueblos viviendo sobre la misma tierra", sostiene.

Nava Hefetz afirma querer “un pueblo judío soberano, pero rechazar la supremacía judía". Y, aunque no se siente culpable, sí se siente responsable colectivamente de que su pueblo esté ocupando a otro, dice. Una convicción que le pasa factura: "Estamos dispuestos a pagar los costos. A que los nuestros nos consideren traidores, a ser amenazados. Todo eso, por la paz", dice.

Nava hace parte de Rabinos por los Derechos Humanos, una ONG que trabaja por el diálogo interreligioso y que, en los últimos meses, ha pedido el envío de ayuda humanitaria al enclave palestino. También es miembro de las Guerreras por la Paz, un grupo de mujeres israelíes y palestinas que trabajan por “el fin del ciclo de la violencia”.

"Me he reunido con varios políticos en Francia, Bélgica e Inglaterra y lo primero que les dije fue que dejaran de hablar, que empezaran a meter las manos en el barro de Gaza, en el barro del conflicto y empezaran a actuar. Y su respuesta es que hacen lo que pueden”, dice sin ocultar su cólera.

Para esta rabina independiente lo más importante es el humanismo. “Si Hamás es una organización extremista es problema de Hamás” asegura. Y del papel de Estados Unidos respecto a Israel afirma que “las armas le llegan de EEUU, los aviones llegan de EEUU. En lugar de iniciar esta guerra y buscar venganza tras el 7 de octubre, deberíamos haber convocado una conferencia internacional con el G7, con todos los líderes, e intentar encontrar una solución. Pero creo que Occidente está dormido y que Europa tiene que despertar de su letargo”.

Nava también aguijonea a aquellos que enarbolan un discurso anti israelí olvidando al bando de la paz en Israel que, constantemente y desde hace décadas, está presente en los territorios ocupados defendiendo a los palestinos.

"Servimos de escudos humanos para que los palestinos puedan recoger aceitunas"

“Nosotros servimos de escudos humanos a los palestinos cuando quieren ir a recoger aceitunas, cuando les incendian sus campos de olivos, vamos y plantamos con ellos. Así que soy muy crítica, en primer lugar, con mi pueblo, mi Estado, mi gobierno. Pero también soy crítica con el mundo occidental, el llamado mundo liberal”, enfatiza.

A la crítica de Nava hace eco la voz de su gran amiga y compañera de batallas por la paz. Tahani Abu Daqqa, la emblemática figura de la Autoridad palestina, exministra de la juventud y el deporte, nos recordó en la escena del Teatro nacional de la Colline, la responsabilidad que todos tenemos con Medio Oriente.

"Desde aquí llamo al mundo a cesar el fuego inmediatamente para salvar vidas y permitir la entrada de la ayuda humanitaria. Llamo a una solución justa, duradera y pacifica basada en la legitimidad internacional. Llamo al fin de la ocupación y al establecimiento de un Estado palestino independiente al lado de un Estado israelí, garantizándose el derecho y la seguridad de los dos pueblos”, reclamó.

Al cierre de su intervención, ante cientos de asistentes, Tahani Abu Daqqa exhortó a todos a poner fin a este sufrimiento. “Todos ustedes son responsables de esta guerra que ocurre en Gaza. Todos ustedes son responsables de la muerte de mujeres y niños. Y su silencio será cómplice de los crímenes perpetrados en Gaza", exclamó como una saeta lanzada desde el enclave palestino y que se clavó en los corazones de quienes la escuchábamos cómodamente sentados en las gradas del teatro.

Ha pasado un año desde el 8 de octubre de 2023 e Israel continua su arremetida en Gaza donde un reciente ataque contra una mezquita que albergaba refugiados mató a 26 civiles. Y continúa bombardeando a Líbano donde un millón de personas han sido obligadas a abandonar sus hogares en un éxodo imposible de gestionar, aseguran las autoridades libanesas.

Recientemente, el presidente francés Emmanuel Macron se pronunció a favor de parar el envío de armas a Israel y por un cese al fuego. Declaraciones que el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, calificó de “vergonzosas”.

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